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Trastornos del Espectro Autismo, Desorden de Procesamiento                             Sensorial y Altegraciones Digestivas.

Mi experiencia como mama y como Terapeuta Ocupacional.

 

Desde hace unos años, mientras entrevistaba a los padres

de mis clientes en su primera cita, acerca de la historia clínica

de sus hijos desde el nacimiento hasta la fecha de la

entrevista, comencé a apreciar que era frecuente que

reportaran cosas como: reflujo gastroesofagico; -estitiquez;

-diarreas recurrentes; -irritabilidad, -alteraciones del sueño;

-cambios frecuentes de humor; -intolerancia a la lactosa;

-alergias alimenticias, - infecciones respiratorias frecuentes;

alergias ambientales; -otitis, -rinitis; -laringitis; -acidosis

tubular y continúa la lista….

 

Algunas investigaciones apuntaban sobre los efectos del

consumo de azúcares refinados y colorantes como

responsables de hiperactividad, déficits de atención y otros

diagnósticos; otras investigaciones indicaban que un

importante porcentaje de niños con TEA presentaban signos

y síntomas de origen digestivos…

 

Si bien algunos padres decidían intentar con una dieta libre de azucares y colorantes, muchas veces los niños no mejoraban de manera significativa o sostenida incluso con la intervención terapéutica, y terminaban optando por medicarlos, atendiendo a la presión y demanda de colegios y sociedad.

 

Paralelo a estos hallazgos a la edad de 29 años me diagnosticaban intolerancia alimenticia al gluten, lácteos, cítricos, huevo, tomate y nueces, además de ácaros, matitas del Ávila, pelo de animales, entre otras… después de una larga procesión de chequeos médicos que buscaban la causa de una hiper reactividad bronquial que se estableció y me duro más de 5 meses… es entonces cuando llego con un alergólogo y me invita a iniciar un tratamiento de desintoxicación que básicamente constaba de una famosas “vacunas” y de dieta libre de TODO a lo que había salido alérgica… en eso me mantuve firmemente al pie del cañón unos 2.5 años aproximadamente, hasta que decidí concebir.

 

Debido a la diversidad de información que maneja un terapeuta ocupacional, decidí abandonar de manera preventiva las “vacunas” o llamada inmunoterapia un año antes de salir embarazada, pero manteniendo lo más posible la dieta…

Ya en estado puedo decirles que los antojos más obsesivos iban dirigidos justo a lo que menos podía comer en especial los cítricos… fue un embarazo tranquilo… un parto “natural” y laaarrrgoooo (necesite oxitocina porque a pesar de haber roto membrana, no dilataba); a termino 40 semanas exactas y precisas, sin embargo mi retoño solo había pesado 2,700 grs. y medido 48 cms. Yo no entendía a qué se debía ese peso que considere tan bajito para una bebe a término, sin complicaciones pre natales, excepto una bendita “candidiasis vaginal” que duró todo el embarazo…

 

Inicie lactancia exclusiva de manera natural y perfecta, pero a las pocas semanas, mi retoño estaba de más de irritable, lloraba como si la desgarraran por dentro, le costaba conciliar el sueño y solo quería estar pegada al pecho, pero buchaba y se ahogaba… de tanto insistirle a la pediatra que no me parecía normal todo aquel cuadro, me refirió con una gastroenterólogo pediatra, quien me comento que la bebe estaba reaccionando a algo que yo estaba comiendo y le producía cólicos y claro todo el malestar… entonces me coloca en una dieta nuevamente súper estricta (y ustedes se preguntaran por mi dieta anterior), pues no la llevaba, porque según mis consejeras de lactancia “los alérgenos no se pasaban a través de la leche materna”. Y este sigue siendo un tema polémico.

 

A pesar de todos mis esfuerzos, mi bebé continuaba sin mayores avances, por lo que a pesar de toda mi intención de amamantarla de manera exclusiva, decidí probar con una formula especial para alergias digestivas, y aunque no me sentía moralmente a gusto con dicha decisión, fue esto lo que aminoro significativamente los signos en mi hija, permitiéndonos descansar a ambas en medio de días tan duros.

 

Al cumplir los tres meses la bebe, me reincorpore al trabajo con el alma en un hilo…pues a pesar de estar mejor mi hija era algo más delicada que un bebé normal… al terminar su biberón debía permanecer 30 min en vertical para aminorar el reflujo, el cual duro muchísimo tiempo activo en ella y además era escandaloso… yo sentía que un pedazo mío se iba con cada vomitada…Intente re-lactar, pero no tuvimos éxito…

 

Mientras en mi consulta, al conversar con los padres de mis nuevos clientes y gracias a esta nueva experiencia de madre, indagaba más sobre la alimentación de los niños, de si tenían o tuvieron problemas digestivos, si había infecciones recurrentes, etc. Recuerdo muy bien una consulta con la gastroenterólogo de mi bebe, en la que estaba su hijo… nunca olvidare que el hecho simple de verlo me creo curiosidad, tenia algunos rasgos familiares a los de mis clientes (ojeras, era un niño delgado pero con algo de barriguita…). Me mantuve observadora durante el tiempo que estuve en la sala de espera, porque me parecía hasta sospechoso su comportamiento… esto ya lo había visto antes en mis niños… y me pregunté entonces por primera vez qué relación podría existir entre ese niño y los niños de mi consulta?. Ya adentro la doctora de mi bebé me comenta que la historia de su hijo era muy similar a la historia de mi hija… su hijo de bebé había sido muy alérgico incluso actualmente en algunos momentos sus alergias se hacían notar… yo le pregunte cómo se manifestaban las alergias en su hijo?... y me contesto: -de  múltiples formas: diarreas, urticaria, eczemas de piel, fallas de atención y otras más. Yo le pregunte: -entonces esto no se cura nunca?... y me respondió: -mejora, pero si se abusa aparecen nuevamente los síntoma. Y para serles honesta quede algo decepcionada, porque eso significaba que esta era una batalla de por vida…

 

Fueron muchos los tropiezos el primer año de vida de mi hija, no había buena absorción intestinal, lo que ocasiono desnutrición y seguidamente una acidosis tubular… pero las acidosis también las tenían muchos de mis clientes… y se me ocurrió chequear nuevamente las historias de estos clientes, y lo que observe es que casi la mayoría había tenido algún signo en la primera infancia de trastorno digestivo y/o intolerancia a la lactosa como mínimo… me pregunte entonces: ¿habría relación?...

 

Una vez que iniciamos la introducción de alimentos en la dieta de mi hija, empezaron nuevamente los problemas, lo que me llevo a consultar otros especialistas (inmunólogos, alergólogos, nutricionistas)… iba encaminada a medias tintas como quien dice… a los 12 meses la gastroenterólogo me indica que me “prostituya con la comida” pero que no le dé lácteos, y así lo hice, no habían pasado dos meses cuando nos toco hospitalizarla porque entre diarreas y vómitos en menos de una hora la pobre estaba hecha un trapito. Le realizaron una gastroscopia a los 14 meses, y yo con el alma en un hilo, su Dra. Comento al salir que nunca se imagino conseguir un esófago tan irritado en especial por lo quisquillosa que era yo con la dieta de la bebé… tenía disbiosis intestinal… yo me alarme y pelé los ojos porque yo eso lo había leído en la bibliografía referente a los TEA; la Dra. Conociéndome me aclaro, ante mi cara de susto… que eso no era necesariamente porque la niña tuviese un TEA, pero sí que era muy sensible su estomago; así que nos toco iniciar de cero la dieta, retirando todo otra vez.

 

Después de ese episodio comenzó una nueva etapa, era hora de ocuparse y no de preocuparse. Una mamá de un cliente me hablo de una nutricionista que había visto a su hijo con TEA y decidí consultarle a ver qué estrategias más que menús me ofrecía. A la primera consulta había quedado impactada, no solo con el plan de acción, que me pareció acertadísimo, para trabajar en la dieta de mi hija, sino además porque sin ella saberlo me estaba respondiendo una cantidad de preguntas que me había planteado como terapeuta.

Gracias a su intervención mi hija salió del cuadro de desnutrición y además hoy se recupera exitosamente de la acidosis… por mi cuenta he aprendido muchísimo sobre nutrición y cocina saludable (aunque aún me falta). Pero además conversando con ella entre consultas me di cuenta que no solo los TEA se benefician de una dieta… sino que otros diagnósticos, como las dispraxias, los TDH, TDHA entre otros, podrían beneficiarse de una dieta especifica según sus individualidades.

 

Ya la Dra. Natasha Campbell, en la portada de su libro el síndrome del intestino y la psicología, GAPS, hace una relación de los TEA, la dispraxia, la dislexia, el TDA, el TDAH, la depresión y la esquizofrenia, con los trastornos y alteraciones gastrointestinales.

 

La Lic. Andreina White, nutricionista actual de mi hija, enumera algunos signos que a simple

vista un terapeuta puede apreciar en un cliente tales como:

  • Ojeras

  • Cabello reseco y sin brillo

  • Abdomen abultado o barriguita

  • Manchitas blancas en las uñas (llamadas manchitas de mentiras)

  • Uñas estriadas

  • Manchas blancas diseminadas por el cuerpo (hongos o candidiasis)

 

Estos signos pudiesen estar indicándonos que ese cliente que tenemos en frente, pudiese padecer de algún trastorno digestivo… y si en la entrevista con los padres además indagamos, puede ser recurrente conseguir una historia compatible con trastornos digestivos, no solo en el niño, sino también en la madre, el padre, hermanos, incluso en los tíos y abuelos.

 

Ahora bien como especialista en integración sensorial y partiendo de la premisa que el procesamiento e integración de la información sensorial proveniente del propio cuerpo y del ambiente responde a procesos neurobiológicos donde el cerebro busca organizar dicha información; y de que muchos de estos procesos pudiesen afectarse como consecuencia de una absorción de nutrientes en el sistema gastrointestinal irregular o alterada, lo que ocasionaría alteraciones de estas funciones neurobiológicas, llegando a afectar el desempeño del cliente en sus ocupaciones. Me dedique a observar de que un significativo número de clientes con diagnóstico de dispraxia, presentaba uno o varios signos de los descritos arriba, y así mismo, podía haber padecido de algún síntoma relacionado con trastornos digestivos a lo largo de su infancia; en vista de esto surgió la duda… y es así como en combinación con la Lic. White, estamos iniciando una investigación a través de una lista de chequeo para los terapeutas ocupacionales y un cuestionario para los padres de clientes a los que se les diagnostica dispraxia, con el objetivo de establecer una relación entre las dispraxias y los trastornos digestivos. Todo esto gracias a toda esa historia que como madre y terapeuta he vivido y me ha empujado a indagar en ello.

 

La Lic. White y yo estamos seguras que esta investigación sembrara un precedente para futuras investigaciones relacionadas. Así como también estamos ansiosas por medir los resultados y observar qué puede pasar con estos niños si se les combina un tratamiento de terapia en integración sensorial y una dieta adecuada a sus necesidades nutricionales de manera individual.

 

Marisol Difede

Terapeuta Ocupacional

Directora Desafios Infantiles.

Mama de Ivanna.

trimar18@gmail.com

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